martes, 21 de enero de 2014

Equivocarse y rectificar y mientras volver a soñar...


Todos  tenemos derecho a equivocarnos. Así empiezo esta chichada que seguro no interesa a nadie pero para mí equivale casi como a una tarifa plana en un gabinete psicológico…

En fin, hace un par de meses me surgió la posibilidad de cambiar de trabajo. Mismo ámbito (derecho) misma zona, mismo autobús número 147, horario algo peor y condiciones algo mejor (tampoco pa morirse). El caso, es que lo que me  motivó fue la posibilidad de hacer y aprender cosas nuevas. Quien bien me conoce sabe que la ambición no es una de mis características ni prioridades en esta vida, más bien todo lo contrario,   pero  también sabe que soy culillo de mal asiento. Y siempre estoy inventando y un poco soñando… Así, que dejándome llevar por las circunstancias, decidí lanzarme y dejar atrás in trabajo que se había  convertido en una especie de segundo hogar con una especie de segunda familia (pero de eso me daría cuenta un poco más tarde…)

El caso es que llevo hoy justo dos semanas y hoy puedo decir, con cierto alivio de peregrino que llega a  Santiago y mira atrás y no se cree los kilómetros que ha hecho con sus piececillos, que ya ha pasado lo peor…vamos que lo he pasado mal, que he llorado mucho y que me he arrepentido, que no me gusta lo que hago, que anula mi persona y que yo concibo el trabajo como un sitio donde uno puede ser feliz, y por ahora no veo cabida a mis planes…

No voy a quejarme, entre otras cosas porque hoy día tener un trabajo es tener un tesoro. Pero ahí van mis reflexiones:

1)      El trabajo como medio obligado para  poder comer, es decir, trabajar en lo que sea por subsistir, es una mierdón como una catedral de grande.

2)      Tirarte 12 horas fuera de tu casa desde que te levantas hasta que llegas hecha una piltrafa y en los meses de invierno no ves el sol, no mola.

3)      Trabajar en un sitio donde no puedes ser tú mismo, expresarte y dar lo mejor de ti, no es un sitio donde vaya a aguantar más de 4 meses.

4)      Traerte los tupper  de arroz del día anterior más duro que una piedra, no es bueno para la salud mental de  ningún individuo…

 Así podría estar un buen rato, pero aquí vienen mis conclusiones.

Estoy harta de mensajes derrotistas tipo es que está la cosa fatal, es que no hay nada, hay que tragar, hay que aguantar…por supuesto, soy realista, tengo que aguantar pero sin parar de soñar, de tener grabado que uno pasa por este mundo una vez nada más (al menos en forma de persona humana) y que hay que intentarlo, luchar y ser feliz. Que no quiero mirar atrás y ver que estuve años montando demandas y cobrando mandamientos de pago y que no hice cosas que me hacían feliz.

Me conformo con poco, me conformo con hacer algo humano, productivo, me conformo con dejar huellecillas, aunque sean muy pequeñas y se borren fácilmente, me conformo con un poco de alegría cada mañana, con formar parte de un trabajo donde haya un mínimo de entusiasmo  y de fe en los que se hace.
Así que sigo en mi continua lucha por hacer de mi mundo un sitio habitable, con mis aficiones, mis sueñecillos…
Pues eso, que hay que equivocarse para saber lo que uno quiere y sobre todo lo que no quiere. Y que no hay que conformarse ni tener miedo. Que hay que confiar en este mundo, aunque a veces cueste mucho. Que todos tenemos mucho que aportar y para eso tenemos que encontrar un sitio adecuado.

 
Que todo pasa por algo y que todo tiene su parte positiva y sobre todo que lo mejor aún está por llegar, eso siempre tiene que ser así….

 

1 comentario:

  1. Hola Silvia soy Celia,

    Primero quería escribirte para animarte, y decirte que llevas razón en que las cosas siempre pasan por algo.
    Cuando salimos al mundo laboral…salimos con unas expectativas creadas en las que llegamos a idealizar lo q nos espera y el mundo laboral no es no más ni menos que el mundo real, con sus virtudes y sus defectos….con sus justicias y sus injusticias.
    Yo si algo he aprendido en todo este tiempo, es q el mundo laboral es mucho más complejo de lo que nos creemos, pues afectan otros factores externos a nosotros, como pueden ser la suerte, estar en el momento y sitio adecuado, el carácter que tenemos cada uno de nosotros, (hay gente que no tiene escrúpulos) la manera de actuar en determinadas situaciones.
    Con todo esto lo que te quiero decir q yo he aprendido a utilizar el trabajo como un simple intermediario hacia mi felicidad …que siempre va estar fuera…lo que verdaderamente te va a hacer feliz …lo que realmente me ha ayudado a realizarme y a crecer siempre ha estado fuera…mi vida real.
    Con mis pequeños momentos… mis hobbies… mi gente…..mis pequeñas huellas como dices tú.

    Por eso no te agobies…esto sólo será una pequeña etapa de transición hacia algo mejor….seguro…

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