martes, 9 de septiembre de 2014

La Divina Belleza



Ya que una se va en pleno agosto a unas de las ciudades más turísticas de mundo, Florencia, Pisa y Siena... aquí van unos consejillos que pueden ser de utilidad. Una rápida guía alternativa para escapar un poco de las rutas convencionales y para treintañeros a la deriva sin coche ni carné...

1) Perderle el miedo al calor y a la multitud: Hace unos 4 años, estuvimos en Roma la misma semana de agosto y puedo decir que fue un poco infernal, en cuanto al calor y a la muchachada que había allí. Creo, que eso puede quitarle casi todo el encanto a una de las ciudades más fascinantes y bellas del mundo...y digo casi todo, porque decidimos verla de noche y dormir un poco más de día...bueno que me lío... El caso, es que la Toscana, al estar situada al noroeste de Italia, tiene un clima mucho más suave y agradable para ser visitada a finales de Agosto. 

En cuanto a la multitud, pues no era para tanto....llegaban en autobuses grupos que se concentraba en las plazas y puntos principales de las ciudades, pero al salir un poco de esos lugares de obligada visita, encontrábamos con facilidad rinconcillos de paz y con un encanto inmenso….

2) Hoja de Ruta: Gracias a “Racaner” (que ahora están mucho más majetes y flexibles) pudimos hacer una escapada en agosto a un precio más que razonable. La ruta era esta y la manera de movernos, para un par de indocumentados.

Madrid- Pisa (Avión- Ryanair)
Pisa-Florencia(AutobusesTerravisión)  http://www.terravision.eu/spagnolo/florence_pisa.html
Florencia- Siena (Autobús de línea regular)
Siena- Pisa Aeropuerto ( Blablacar Italia con salida en  Palacio Salimbeni y llegada al Aeropuerto)


3) PISA, la gran sorpresa:  Le dedicamos una mañana y nos sorprendió muchísimo la ciudad en sí, ya que nos habían comentado que no merecía mucho la pena, excepto la archiconocida Piazza del Miracolli….Pues desde mi humilde opinión creo que es una ciudad preciosa para pasear, quizá porque no esperas nada de ella y también porque fue la primera que visitamos con la capacidad intacta de sorpresa y las energías a tope aún ...A la ribera del Río Arno y a orillas del mar Tirreno, emerge Pisa con aire etrusco, decadente y con cierta nostalgia de pasados mejores... Por sus calles, lugareños en el mercado, bicis, gritos desde una ventana agrietada , universidad esperando el otoño y a los estudiantes que llenen las trattorias y sus cafés... 


Piazza Miracolli
Plaza de la Universidad


2) FLORENCIA- La Divina Belleza. No quiero ponerme muy cursi, pero Florencia, dentro de lo poco del mundo que conozco,  se ha convertido en mi segunda ciudad favorita después de Lisboa. Tenía ciertos prejuicios en cuanto a que era demasiado turística y, como he comentado antes, lo es, pero se concentran en los mismos sitios por lo que si lo que te gusta es perderte por sus calles sin saber muy bien a dónde ir y dejarte sorprender por plazas, rinconcillos llenos de plantas, por palacios renacentistas, y por arte que nace como plantas en un jardín salvaje, esta ciudad te enamorará…Dos días enteros en la dinastía Médici...
Al llegar a la Piazza de la Signoría, me dio un “toletole”(como decían los chanantes)…me dio tal impresión que me quedé en medio de la multitud sin reaccionar un rato… en fin que es una maravilla, un museo al aire libre, tan espontáneo y natural que te sacude el corazoncillo..






Me quedo con el ambiente de la Piazza Santo Spirito, sitio ideal para comer o tomar unas cervecillas en la escalinata de la iglesia que corona la plaza…por supuesto con Santa María del Fiori pero desde las callejuelas estrechas que convergen en  Il Duomo, ver la cúpula majestuosa sobre los tejados de los palacios ennegrecidos por la historia, era una visión mágica y casi irreal. Y con el anochecer en la Piazza del Santo Croce, donde siempre hay músicos que acompañan a los que cenan a la luz de las velas en cualquiera de las trattorias que salpican la plaza...de ahí puedes caminar por la calle Verdi que renace al caer la noche a la vez que se encienden las luces de sus teatros...


Me quedo, también,  con los carteles nostálgicos de Martini al lado de las cúpulas barrocas, con el paso caótico de sus bicicletas atravesando los puentes, con sus barrios desconocidos donde convergen los abuelos y los artistas en torno a un mercadillo de recuerdos viejos y mapas descoloridos, y con la panorámica al amanecer de Florencia con sus colinas desde la Piazza Miguel Angelo.

Volvería sin dudar  a comer a  Casa Peppo con su cocina casera de la mamma al lado del bullicioso Mercado Central, volvería a  nuestro hotelillo, al otro lado del río, con su jardín toscano y su encantador dueño Fabio...( Casa Di Anuusca)

Y sobretodo, me quedo con las ganas de volver a Florencia....




1.     SIENA- La ciudad de las tres colinas. La última parada fue la pasmosa ciudad de Siena, pequeña, armónica, honesta con el que viene y con el que es de allí, repleta de  vespas que ruedan sin parar por sus calles medievales que son las que nos recuerdan el arquetipo maravilloso que tenemos de Italia,  con sus mujeres con mandil barriendo la puerta de casas que adornadas con  flores, son protagonistas de los encuadres de los viajeros creando en la memoria postales que difícilmente podremos olvidar.


Volvería a comer en Malborghetto , una trattoria con aspecto de merendero, con sus manteles de cuadros y vistas a la torre de la Plaza del Campo y a tomar café en el bar de los jubilados.  Me pasaría todas las noches de verano sentada en la Plaza viendo a los niños corretear mientras tomamos un helado…
Es encantadora y romántica en cada parte, y emana tradición y costumbrismo...
Siena es para asomarte y ver el atardecer toscano cada día del año, tiene una luz mágica y todos sus rincones huelen a ropa limpia y a tomates fritos…