jueves, 25 de marzo de 2010
Serranos y conguitos
Tengo la osadía de pasearme por la calle Serrano y entrar en sus elitistas comercios, con unas Ray Ban imitación de seis euros del carrrefour, con las que quemaré mis claras córneas y ocultaré mis ojos que se despliegan como acordeones al ver los desproporcionados precios que discretos lucen en los escaparates “barriosalamanqueros”
Un vestido para cóctel , ¿ Pero eso no es lo que uno pide cuando va a Canarias o a Benidorm en verano? Pues no, hay vestidos para eso y cuestan unos 2000 eurazos. Yo pienso en 4 mensualidades de alquiler, o en 18 compras de las buenas en Mercadota, o un viaje a Nueva York o una camaraza de fotos, un regalo para mis padres …pero no en un cóctel.
Estoy en otro nivel, pero hago de tripas corazón, reprimo mi miedo y decido entrar a Louis Vuitton. Pienso, ¿notarán que soy de pueblo y que no me podría permitir ni la peluca del maniquí? Que por cierto, vaya pelazo…Me siento insegura y justo me doy cuenta de que llevo zapatos de tacón y voy bien vestida, aunque en el bolso asoma una bolsa del “ Día” donde llevo mi selecto menú que procederé a comerme en la Plaza de Colón con el resto de currantes, ya que el selecto Kabuki me pilla tan cerca y a la vez tan lejos…
Decido entrar, despistada, pues no he estado nunca y no se bien para donde tirar. Frente a mí unas escalinatas de madera vieja satinadas me invitan galantes a elevarme al paraíso del glamour. Titubeando subo y suspiro un tímido buenas tardes nos de Dios…
No ha pasado nada, creo que he manchado algún bolso de conguitos, pero no creo que lo noten, tampoco que soy de pueblo y que llevo el tupper en el bolso, y si lo notan estaré tan orgullosa de ser como soy, con mis medias con pelotillas y mi tupper lleno de cariño.
Pero paseo por las calles del barrio admirando su belleza, limpieza, el trasiego de personas con corbata, que bien tiene su utilidad para afianzar status como para, en un momento determinado, colgarse en un árbol del Retiro.
Bonitas moradas del Madrid señorial que Isabel II puso en marcha a mediados del siglo XIX. Me emociona el Retiro y la imperiosa Puerta de Alcalá, los techos altos, las maderas rugiendo bajo mis pies, me impresionan los coches caros, las gafas enormes que pasean incógnitas por las avenidas, las alfombras rojas…
M permito tomar un capuchino en el Bibey Café y me limito a escuchar conversaciones ajenas, hablan de perros canijos y de un cierre de trato en Perú…observo desde fuera el mundo de las finanzas, el estrés, los maletines de piel, el botox, madre mía, la gente no quiere morirse! Yo tampoco, así que me pongo mis cascos, suenan los Pernice Brothers y una canción que me recuerda a ti, a nuestra tranquilidad, nuestros tupper y bonos de metro, habla del amor y de las cosas sencillas.
Mientras, me detengo en una joyería y me siento como Audrey, con sus ray ban negras y su tupper con diamantes…
lunes, 15 de marzo de 2010
Bailarina
Bailarina
¡Todos al paro! Por favor, los jóvenes y las mujeres primero, que somos muy gentiles. ¡Qué digo yo! ¡Nooooo! Las mujeres que se queden que para eso les pagamos un 25% menos del salario, y a poder ser, que estén buenorras, solteras y sin hijos; y lo de la carrera da igual, son muy listas y aprenden pronto, y además están tan bonicas en sus poltronas...
Así me despierto de un sueño. La obra de Vizcaíno Casas ahora es una cruda realidad y yo soy una joven de 30 años, licenciada, en paro y sin estar demasiado “buenorra”. En mi casa somos cinco mujeres, por lo que padre, el pobre, siempre se ha definido como “feminista” sin abordar a fondo el sentido y significado del concepto. No sé si sería un mecanismo de defensa ante tanta fémina o una profunda preocupación por posibles desigualdades e injusticias que el “patriarca” del clan atisbaba ya desde antaño.
No iba desencaminado, y un embarazo fue el culpable de un despido improcedente en la familia, el retiro laboral durante años para poder criar al polluelo. Renunciar para criar, y así lo hizo. Y ahora es demasiado mayor y no está actualizada, por lo que es la madre de una feliz y bien criada niña PERO piensa que le gustaba su trabajo y era muy buena y que cuando el polluelo vuele, recordará sus años mozos y le contará a sus nietos que ella era una mujer lista y que sacó de apuros a la empresa que le dio un puntapié y directa la lanzó al larguero laboral. O se lamentará de no haber nacido en Suecia o Dinamarca, no por el hecho de ser una rubia de descapotable, sino porque allí en las latitudes norteñas son sensibles y justos y no hay que elegir entre ser madre o trabajadora...
Mi madre fue madre cuatro veces, renunció a sueños de costurera y bailarina; ahora cose para su nieta y baila al son de los anuncios de la televisión, a ella hemos pensado alzarle un monumento en el salón de la casa pero nunca lo hemos hecho.
Sigue siendo guapa y graciosa, detallista, inteligente, sensible y fuerte a la vez, una cocinera diez, buena madre y buena esposa, vecina valedera... Pero no fue costurera, ni le pagaron por hacer los trajes más serafines de la vereda o por hacer esfuerzos cada sábado en el mercado para poder comprar lenguados...
Es una mujer fuerte y lista, con sentido del humor, algo despistada... Quién sabe a lo que podría haber llegado si su labor se hubiera expandido de puertas hacia fuera; quizá una gran bailarina de danzas populares, o maestra de confección el la Escuela de Artes, o psicóloga, que sin tener el gusto de conocer a Freud, Piaget o a los conductistas, psicoanalistas y demás pirados, ella tiene el don de mirar a los ojos y saber en qué nivel espiritual te encuentras... ¿Existe unos honorarios justos a tanto trabajo, dedicación y esfuerzo intramuros?
Esta noche volveré a soñar, y no soñaré con campos de concentración de paradas, ni con montañas de ilusiones en crematorios, ni dictadores, ni con desigualdades, injusticias ni con frustraciones varias y humanas.
Soñaré con mujeres que salen de las sombras de la historia, abuelas con monolitos en sus casa que cuidan ahora de sus nietos, con el polluelo que no tendrá que elegir entre trabajar fuera de casa y ser mamá, con mi hermana y por su vuelta del exilio laboral...me despertaré contenta.
Y sobre todo soñaré con mi madre vestida con el traje regional, bailando en un teatro repleto de gente...
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